
Día de la fiesta: 4 de noviembre
Patrón: de obispos, catequistas, cardenales, seminaristas y líderes espirituales
Nacimiento: 2 de octubre de 1538
Fallecimiento: 3 de noviembre de 1584
Beatificada: 12 de mayo de 1602 por el Papa Pablo V
Canonizado: 1 de noviembre de 1610 por el Papa Pablo V
En la Iglesia Católica, las reliquias son objetos físicos con una asociación directa con Jesucristo o los santos, y se veneran como conexiones tangibles con Dios.
Las reliquias se clasifican en tres clases:
Primera clase: partes del cuerpo o restos de un santo. Son los más valiosos, e incluyen fragmentos del cuerpo (huesos, cabello, etc.) o restos de Jesucristo o de un santo canonizado.
Segunda clase: objetos usados o que pertenecieron a un santo. Estos son los objetos que un santo poseyó o usó con frecuencia, como ropa, un crucifijo o un libro.
Tercera clase: objetos que han tocado una reliquia de primera o segunda clase. Se trata de objetos que han estado en contacto con una reliquia de primera o segunda clase, a menudo pequeños trozos de tela.
Todo altar católico contiene una reliquia sagrada:
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El Segundo Concilio de Nicea, en 787, se basó en la enseñanza de San Juan Damasceno, quien afirmaba que el homenaje o respeto no se rinde a un objeto inanimado, sino a la persona santa; la veneración de una persona santa es, en sí misma, un honor rendido a Dios.
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El Concilio decidió que cada altar debía tener una reliquia, dejando claro que eso ya era una costumbre, y que sigue siéndolo hoy en día en las iglesias católicas y ortodoxas.
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El respeto y la veneración por las reliquias de los santos muestran la creencia de que los santos en el cielo interceden por las personas en la tierra. Se han contado muchas curaciones y milagros relacionados con las reliquias, no por su propio poder, sino por la santidad del santo al que pertenecen.


